Description
This work aims to present the characteristics of care in silence, which is inherent in Christian consciousness and which we recognize in the affectivity embodied in the person of Mary. This embodiment characterizes Christian hope, which is always vital and manifests itself through silent acts assumed as duties that do not seek attention for themselves. These acts include cordiality and courtesy, fostering a sense of communion and creating community. In short, we intend to present the Christian perspective on care and its daily embodiment in different human contexts to offer an alternative to the immanentism that characterizes contemporary life. This immanentism emphasizes the importance of direct experience and present life at the expense of historical and transcendent perspectives. At the same time, it is important to recognize - and this is work that each individual must undertake for themselves - the hope of the living, which is realized through acts of love in Christ towards everything and everyone before a permanent spirit of unredeemed publicity of the dead sets in, as Chesterton would say. The article affirms that Christian hope can only be fulfilled in the moment of encounter between consciousness and its primordial contingency: either succumb to the allure of technified reason or surrender to the promise of eternal salvation.
El presente trabajo tiene como finalidad exponer las características del cuidado en el silencio que es propio de la conciencia cristiana y que reconocemos en la afectividad encarnada en la persona de María. Esta encarnación caracteriza la esperanza cristiana que siempre es vital y que se presenta en el modo de actos silenciosos asumidos como deberes que no exigen reflectores para sí y que adquieren la forma de la cordialidad y la cortesía al tiempo que suscitan un sentido de comunión y producen comunidad. En breve, nuestra intención es exponer la perspectiva cristiana en relación al cuidado y su encarnación diaria en los distintos ámbitos humanos, con el propósito de ofrecer una salida al inmanentismo que caracteriza la vida contemporánea y que enfatiza la importancia de la experiencia inmediata y la vida presente, en detrimento de las perspectivas históricas y trascendentes y a la vez se re-conozca – es un trabajo que cada quién debe realizar para sí – la esperanza de lo vivo que se concreta en actos desde el amor en Cristo hacia todo y hacia todos antes de que, como diría Chesterton, se advenga un espíritu permanente de publicidad irredenta de lo muerto. Se concluye el artículo afirmando que la Esperanza cristiana sólo puede ser cumplida en el momento del encuentro entre la conciencia y su contingencia primordial: o se entrega a las ofertas de la razón tecnificada o se entrega a la Promesa de salvación eterna.