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Abstract
El gas natural se ha convertido en una materia prima esencial en el mundo industrial que hoy conocemos. Muchos países están basando su consumo energético en este combustible, principalmente por su costo competitivo, la baja contaminación comparada con el petróleo y el carbón, y por las importantes reservas encontradas en la última década. Hasta el día de hoy los países en desarrollo han vendido sus materias primas a los países industrializados. Al mismo tiempo, estas potencias económicas utilizan la materia prima para producir diversos productos que después le venden a los países en desarrollo, los cuales se quedan sin materias primas y además deben importarlos productos. A fin de obtener un verdadero beneficio en la explotación y consumo del gas natural, es necesario definir una estrategia energética que brinde a las naciones una visión de desarrollo a corto, mediano y largo plazo. Esta visión, para el caso de Bolivia, implica la masificación del uso del gas natural en el mercado interno y la inversión en proyectos de industrialización de gas natural, a fin de obtener un valor agregado de las reservas y aumentar los empleos y las inversiones en el país. Para México, la propuesta consta en permitir la participación de la iniciativa privada en los proyectos que Pemex no pueda cubrir económicamente. No se quiere vender Pemex, sino abrir espacio a la iniciativa privada.