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Abstract
Actualmente existe un entorno que ha diluido las barreras de mercados locales, nacionales y extranjeros para formar un solo mercado: el mercado global. Este entorno está generando oportunidades inéditas de producción de bienes y servicios, pero también presenta amenazas por su enérgica y feroz competencia, sus condiciones de financiamiento, sus exigencias de calidad y por el permanente cambio en los comportamientos del mercado. Estos cambios obedecen al replanteamiento de qué es valioso. En ese sentido, el conocer qué es valioso permite enfocar esfuerzos para generar una oferta de valor apreciable. De tal manera, “el conocer” se vuelve más importante que “el tener” al momento de producir. Lo anterior no quiere decir que “el tener” deje de ser importante, sino que “el conocer” adquiere tal relevancia que actualmente el entorno económico se basa en una “Economía del Conocimiento”. En México, más del 99% de las empresas pertenecen al sector de la micro, pequeña y mediana empresa (MiPyMEs). Para éstas, el hecho de conectar bienes que ofrezcan un alto valor agregado, con otros de igual o mayor valor, ofrece mayores oportunidades que elaborar productos tangibles. En la economía del conocimiento, elementos distintos a los financieros se vuelven factores generadores de valor. Identificarlos, categorizarlos y establecer mecanismos para su administración permiten a organizaciones de distintas partes en el mundo obtener beneficios mayores a los que hubieran logrado por no utilizarlos (Viedma, 2000). La importancia de desarrollar el sector MiPyME recae en que éstas juegan un papel de carácter social al crear empleo y brindar oportunidades laborales a colectivos semi o & escasamente cualificados (Saavedra, Moreno y Hernández, 2008). La generación de un método para valuar el conjunto de capitales de este tipo de organizaciones podría contribuir a que éstas aprovechen de mejor manera el conjunto de capitales con los que cuentan y las áreas de oportunidad que la economía del conocimiento les ofrece