Las demandas potenciales en salud y cuidados desde los cambios en la dinámica demográfica en Paraguay

Abstract

La presente investigación forma parte del Proyecto de CONACYT PINV15-1162 y es llevada a cabo por el Instituto de Ciencias Sociales de Paraguay. Se encuadra en el sector salud -siendo éste uno de los sectores sociales priorizado en el libro Blanco del CONACYT- y tiene como objetivo realizar estimaciones de las potenciales demandas en salud y cuidados a partir de las transformaciones en la población en el periodo de 2000 a 2025. Como resultado de la transición demográfica, la evolución de la población paraguaya ha estado marcada durante mucho tiempo por el aumento de su volumen. Pero desde el nuevo milenio ese crecimiento se ha desacelerado emergiendo cambios sustantivos en la composición por edades (CELADE, 2017), lo que se traduce en modificaciones significativas en las etapas del ciclo de vida de las personas: niñez, adolescencia y juventud, adultez y vejez. El país se halla actualmente en el estadio de transición demográfica plena, lo que implica que el volumen de población continuará en aumento en las próximas décadas, aunque de manera más desacelerada. Este escenario contará con disminuciones en el volumen absoluto y relativo de personas menores a 15 años, un aumento temporal en el grupo de personas en edades productivas y un rápido, así como sostenido crecimiento del volumen de personas mayores (CELADE, 2017). Estos cambios revelan que el país posee relaciones de dependencia demográfica favorables pero transitorias y un incipiente e irreversible proceso de envejecimiento de la población. Los cambios en la composición por edades de la población tienen consecuencias económicas y sociales diversas, entre las que se encuentran los desafíos para los sistemas de salud (Miró, 2015) puesto que el envejecimiento de la población ejercerá una gran presión sobre el Estado, el que deberá generar los recursos suficientes para proveer calidad de vida a los habitantes. Además, el sistema de salud afronta un cambio de paradigma al pasar a considerar a la salud como estado de bienestar (Fantin, 2008) y a constituir parte elemental de los derechos humanos (Cecchini y Martinez, 2011). En este sentido, las metas de las políticas en el área de la salud son prácticamente las mismas en todo el mundo: mejorar el bienestar integral y extender el tiempo de vida de las personas (OMS, 1978). Sin embargo, la prolongación de la vida no siempre asegura que sea con más calidad puesto que las enfermedades crónicas se intensifican durante la vejez (Ibarrarán, 2017). El conocimiento de la dinámica de la población, su tendencia en el tiempo, la velocidad e intensidad de las variables demográficas y la distribución, así como la movilidad espacial de la población, son aspectos esenciales en la planificación de la salud pública. Ambas dimensiones abordan los fenómenos vitales y los cambios en sus patrones. El análisis demográfico ofrece la posibilidad de conocer los principales problemas de la salud pública, así como las características de las regiones del país más rezagadas y por ende con indicadores de desarrollo humano más críticos. El advenimiento de una importante proporción de población adulta mayor debe alertar sobre los cambios en los patrones epidemiológicos, avizorando un aumento de las enfermedades crónico-degenerativas con las respectivas demandas en infraestructura, recursos humanos y presupuestarios que dicha realidad implicará. Además, las nuevas pautas culturales y demográficas (como las de fecundidad) modificaron las estructuras familiares, siendo éstas ahora menos numerosas o ensambladas, con lo cual el sistema de cuidados también será un problema en ciernes. Los desafíos que el escenario poblacional actual y futuro imponen sobre las condiciones sociales y económicas obligan a articular los fenómenos demográficos con las políticas de salud en busca de un sistema de protección integral. En este contexto, el objetivo del estudio es estimar el tamaño potencial de la demanda previsible de personas que requerirán atención de salud en Paraguay a partir de las proyecciones de la población hasta el año 2025 según las condiciones de acceso de: la población con necesidad de salud (demanda total), con necesidad de salud atendida (demanda efectiva) y con necesidad de salud insatisfecha (demanda encubierta). La investigación se lleva a cabo a partir de un enfoque cuantitativo, con metodología descriptiva e inferencial, utilizando extrapolación a partir de una regresión logarítmica. Las fuentes de información utilizadas son las encuestas de hogares para los indicadores de salud y las proyecciones nacionales de población para la estimación hasta el año 2025, ambas de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) del Paraguay. Entre los principales hallazgos resalta que la demanda efectiva de salud en el Paraguay en 2015 representó el 81,3% de la demanda total. Al calcular la proporción estimada de demanda total se obtiene un incremento potencial en 110.000 personas en el quinquenio entre 2020 y 2025, de modo que la demanda total probable ascenderá a más de 2.250.000 personas en promedio por año entre 2020 y 2025 (aproximadamente el 30% de la población). De éstas, un poco más de 1.950.000 se consideran como casos probablemente efectivos (86,7% de la demanda total estimada). La demanda se concentrará mayormente en zonas urbanas, en mujeres y en personas mayores. El análisis de las tendencias demográficas y de los indicadores de salud en el Paraguay evidencia que es necesario actuar con premura en el diseño de políticas sanitarias que aborden los obstáculos sociales y económicos que dificultan a la población acceder al sistema de salud. En particular, los departamentos con mayor rezago en los indicadores analizados y por ende aquellos que requieren mayor atención son: San Pedro, Presidente Hayes, Boquerón, Alto Paraguay, Amambay y Canindeyú. Los esfuerzos de inversión además deben planificarse focalizando las zonas rurales del país y la población de menores ingresos, además de articular las acciones con el acceso a otros derechos como el de educación, alimentación y nutrición, agua potable y saneamiento, así como la protección social en general, de manera a reducir la exclusión y contribuir a la calidad y equidad de la salud, a la calidad de vida de los habitantes y al desarrollo inclusivo del país.